jueves, 5 de febrero de 2009

Precursores de la Ecología

Jean-Baptiste Lamarck

Lamarck formuló una de las primeras teorías de la evolución biológica, acuñó el término «biología» para designar la ciencia de los seres vivos y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados.

En su primera obra, Flora francesa (1778), publicada cuando contaba 34 años, realizó su primera aportación al desarrollo de las ciencias naturales: el método dicotómico que actualmente se utilizan en botánica para la identificación de plantas y también en la zoología.
La clasificación lamarckiana se basa en criterios funcionales. El sistema nervioso central es el punto de partida, pues a partir de su centralización y complejificación progresiva puede construirse la cadena de los seres. Así, Lamarck clasifica a los animales en tres grandes grupos: aquellos dotados de irritabilidad (invertebrados inferiores), aquellos que poseen además el «sentimiento interior» (invertebrados superiores) y aquellos que revelan inteligencia y voluntad (vertebrados)



Ernst Haeckel
Ernst Haeckel fue un ferviente evolucionista. Sus ideas al respecto fueron recogidas en 1866 en su Generelle Morphologie der Organismen (Morfología general de los organismos), cuyo segundo volumen dedicó a Charles Darwin, Wolfgang Goethe y Jean-Baptiste Lamarck.

Haeckel dividió el campo de la morfología en dos subcampos: anatomía y morfogenia. Esta última, a su vez, se dividía en ontogenia y filogenia, términos que introdujo para referirse, respectivamente, a la historia del desarrollo del individuo y la historia evolutiva de las especies.
Haeckel propugnaba también que las razas «primitivas» estaban en su infancia y precisaban la supervisión y protección de sociedades más maduras, de lo que extrapoló una nueva filosofía, que denominó monismo. Sus obras sirvieron de referente y justificación científica para el racismo, nacionalismo y socialdarwinismo y estuvieron en la base de las teorías racistas del nazismo.



Julia Carabias Lillo
Se le conoce como una mujer de frases directas y concretas, de discursos sin frases aduladoras y de decisiones firmes. Pocas personas se comprometen con la naturaleza al grado de desprenderse de 3.8 millones de pesos para formar recursos humanos capacitados para su protección. Ella es la mujer que no distingue entre diversión, o trabajo cuando se trata de su pasión, su forma de vida: pensar en verde para lograr un desarrollo sustentable.
En 2004, Julia Carabias fue ganadora del Premio Internacional Cosmos por sus investigaciones y logros en la defensa del medio ambiente. “Decidí retomar las riendas de lo que quiero, puedo y sé hacer, y volví al trabajo regional aquí en el país. Nuestro patrimonio natural es también nuestro capital natural como nación”.

Carlos Linneo

Linneo amaba profundamente la naturaleza, y siempre se asombraba de las maravillas del mundo de los seres vivos. Sus creencias religiosas lo condujeron hacia la teología natural, una escuela de pensamiento muy antigua pero que estaba muy en boga alrededor de 1700: ya que Dios ha creado el mundo, es posible comprender la sabiduría de Dios estudiando Su creacción. Y así lo expresón en el prefacio a una edición posterior de Systema Naturae: Creationis telluris est gloria Dei ex opere Naturae per Hominem solum -- La creacción de la Tierra es la gloria de Dios, tal como sólo el Hombre lo ve por las obras de la Naturaleza. El estudio de la naturaleza revelaría el Órden Divino de la creacción de Dios, y el trabajo del naturalista era construir una "clasificación natural' que revelaría este Órden en el universo.Sin embargo, la taxonomía vegetal de Linneo se basaba únicamente en el número y arreglo de los órganos reproductores; la clase de una planta estaba determinada por sus estambres (órganos masculinos), y su órden por sus pistilos (órganos femeninos). Esto resultaba en muchos agrupamientos que no resultaban naturales. Por ejemplo, la Clase Monoecia, Orden Monadelphia, incluía plantas con "flores" masculinas y femeninas separadas en la misma planta (Monoecia) y con múltiples órganos masculinos agrupados con una base común (Monadelphia). Este orden incluía coníferas tales como pinos, abetos y cipreses (la diferencia entre flores verdaderas y conos de coníferas no estaba clara) pero también incluía unas pocas plantas con verdaderas flores, como el ricino (o higuereta)

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